¿Es un buen momento para destinar parte de tu presupuesto a desarrollar a tu equipo?

De una parte, el entorno económico, dependiendo de sectores, (y algunos sectores se apuntan al cuarto y mitad de cada una de estas) se regala cada mañana, noticias relacionadas con crisis energética (luz y gas), el fenómeno tapering, escasez de materias primas, …, y algunos añaden en este apartado (dale al “on” del modo ironía, si quieres), las magníficas políticas económicas y fiscales orientadas al rendimiento y al crecimiento, con las que nos agasajan nuestras queridas administraciones (no entro en matices de color político, porque no es el foro)

Bueno, no todo es malo. Alguna ayuda hay para paliar un poco esto. Tenemos los créditos a la formación. Estamos inmersos en la “fiebre FUNDAE” del último trimestre del año, relacionada con dichos fondos, aunque hay organizaciones que no enfocan bien la oportunidad, desde mi humilde punto de vista. Un responsable de RRHH me decía hace algunos días en una entrevista casi literalmente:

“En esta época del año, desde septiembre, ya no queda presupuesto y tiramos del crédito FUNDAE que no hemos gastado, que es generalmente el 70 u 80% del total. Así cubrimos el expediente (sic). No importa tanto qué acciones formativas hagamos, sino hacerlas. De hecho, no perdemos mucho más tiempo del necesario en analizar qué necesitamos en concreto, porque suelen existir necesidades recurrentes (inglés, herramientas ofimáticas, etc, …) y tenemos muchos frentes abiertos. Nuestra gente se queda más o menos contenta en términos de desarrollo, la dirección lanza un mensaje claro de que no se olvida de desarrollar a su gente y la organización no pierde por este concepto, ya que compensamos más o menos gasto en formación con bonificaciones en seguros sociales…»

Además, el Real Decreto-ley 18/2021, de 28 de septiembre, de medidas urgentes para la protección del empleo, la recuperación económica y la mejora del mercado de trabajo, ayuda en ese proceso de compensación porque establece mayor grado de exoneraciones en las cotizaciones si formas a tus trabajadores en ERTE y añade una cantidad por trabajador formado, al ya citado crédito FUNDAE, para que lo puedas gastar en el futuro, dentro de los plazos legales, claro está.

Pero ¡¡ ojo con esto!! Aunque ya lo sabréis, os comento que la compensación se obtiene si se dan unos determinados parámetros de duración, participación, modalidad de la formación., etc, … y usualmente no solemos meter en la ecuación el coste de oportunidad de los trabajadores participantes. Si a esto le añadimos que mayoritariamente como en el ejemplo mencionado antes, la formación no está orientada a conseguir resultados… ¡Mira!.

Pongamos un ejemplo sencillo con cálculos muy aproximados:

Una formación (de tipo superior) presencial (mayor bonificación y menos requisitos a cumplir para bonificarse) de 8 horas, para 20 trabajadores, impartida por un proveedor externo y con un coste de ese proveedor de 2.600 €, nos permite (aprox.) una bonificación del 80%. Si incluimos el coste de tener a esas 20 personas “parad@s o no produciendo” durante 8 horas, la operación nos sale mal parada … (-4.680 € bonificación de seguros sociales incluida). Todo ello considerando un sueldo medio de 26 € hora/empleado.

En conclusión: Quizás no sea una buena idea. Quizás no es buen momento para GASTAR en formación (a pesar de tener a disposición el crédito FUNDAE que puede paliarlo un poco)

Pero ¿qué ocurre si sustituimos la palabra GASTAR por la palabra INVERTIR?

Si eres capaz de aplicar este cambio de paradigma, ello va a implicar una cadena de buenas prácticas, que desplegadas de forma ordenada, nos hacen llegar a una conclusión diferente:

Quizás sea una buena idea INVERTIR en formación.

Es más: Veo tu apuesta y la doblo. Precisamente por todos los nubarrones que están acechando, nunca fue mejor momento para aumentar la memoria de trabajo colectiva y TRANSformar tu capital humano. Nunca fue mejor momento para INVERTIR en Formación y Desarrollo.

Quizás te surjan algunas preguntas:

¿Qué tengo que hacer para conseguir ese cambio de gasto a inversión? ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo elijo y priorizo las acciones formativas en las que invertir? ¿Puedo pronosticar sobre la eficiencia de las formaciones que tenemos en mente? ¿Necesito reforzar mi parte de plantilla dedicada a Finanzas y RRHH? ¿Va a ser muy caro? ¿Cómo sé que mi inversión tendrá retorno? ¿Qué proveedores van a conseguir que sea una inversión en lugar de un gasto?

Todas estas preguntas tienen una respuesta común: No es necesaria una revolución. Realmente con algunas medidas que implican poco esfuerzo, puedes provocar cambios de gran impacto.

Empieza por establecer criterios de priorización de acciones formativas teniendo los resultados pretendidos en mente. Si este trabajo se hace bien, se allana mucho el proceso de toma de decisiones.

Desde Talent reset, te ayudamos con estas dos opciones:

  • Llámanos directamente y empezamos a estudiar contigo lo que necesitas para cambiar el paradigma GASTO vs INVERSION
  • Dedica 5 minutos a rellenar este cuestionario y elaboramos para ti un informe completo sobre áreas potenciales de mejora sobre las que trabajar. Además, tiene regalo.

El dato: Según un reporte de Septiembre de 2021, de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo, en 2020, se cifra en un 8,4% el descenso en el número de pequeñas y medianas empresas que se sumaron a la formación bonificada. En el caso de las empresas medianas, se perdieron 8 de cada 10 entidades que se habían sumado en 2019.

La pregunta para reflexionar: ¿Tienes criterios para decidir si una formación que consideras estratégica para tu organización, debe o no ser implementada, incluso en el caso de que puedas conseguir bonificaciones con créditos de formación?

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.