Según un estudio de Randstad: Los trabajadores españoles, son los europeos que menos confían en la formación que reciben de sus empresas, ya que el 61% de los profesionales de nuestro país, considera que dicha formación no les prepara para afrontar los retos laborales de cara al futuro.”

El estudio señala también, entre otros datos interesantes, que:

  • Por sectores, empresas de telecomunicaciones (76,9%), el aeronáutico y del automóvil (76,5%) o el de la educación (67,6%) son los que presentan mayores porcentajes de “desconfianza”.
  • Y no es por ganas, ya que, 9 de cada 10 empleados españoles se formarían para reinventarse y evitar el desempleo.
  • Uno de cada dos trabajadores de nuestro país, no confían en que sus empresas les apoyen en caso de que su puesto se automatice.

¿Cuáles son las razones de esa desconfianza? ¿Es un problema de calidad de contenidos?, ¿de recursos? Quizás, ¿la estrategia de L&D no sea la adecuada? ¿No existe una base cultural de formación y desarrollo sólida? ¿Sigue interpretándose la formación como un evento desconectado del trabajo diario? ¿Cuánto se está perdiendo por no enfocar de manera adecuada la inversión en capital humano?

Es posible que, dependiendo del contexto de cada empresa, existan diversas causas que motivan ese “no confiar” y que el resultado final del estudio, plasmado en ese importante (por negativo) porcentaje, se deba a una mezcla de varias de ellas.

Cabe entonces mirarse al ombligo y preguntarte de puertas adentro, en qué situación está tu organización, cuestionándonos seriamente en los términos siguientes:

¿Es nuestro actual enfoque de formación y desarrollo, un factor para atraer talento?

¿Sirven nuestros recursos formativos como elemento de motivación y/o de crecimiento para nuestro equipo?

¿Sabemos qué resultados tienen las experiencias formativas en las que nos embarcamos?

¿Están alineados nuestros esfuerzos de formación y desarrollo con los objetivos estratégicos que nos hemos propuesto como organización y al mismo tiempo es el empleado el centro de nuestros programas?

Quizás las respuestas sean menos sencillas que las preguntas, pero en función de esas respuestas, piensa si no ha llegado el momento de poner orden en este ámbito y de transitar de la formación y desarrollo como centro de coste/perdida hacia la formación y desarrollo como centro de inversión/valor añadido.

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El dato: El 61% de los profesionales de nuestro país considera que esta formación no les prepara para afrontar los retos laborales de cara al futuro.

Pregunta para la reflexión: Si preguntamos en nuestra organización ¿Cuál sería el porcentaje de desconfianza? ¿Cómo podemos ser más confiables?

Fuente: Nota de Prensa Randstad 28/5/2020

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