Como si del clásico de Lope se tratara y con todos los respetos al insigne maestro, a medida que avanzamos hacia el final del año, se va formando el tumulto organizacional que conduce a centenares de empresas a “aprovechar” los créditos FUNDAE en materia de formación. No obstante, tranquilidad. ¡Aquí no muere nadie!. Aunque es frecuente que queden malheridas la rentabilidad empresarial y el desarrollo profesional de los participantes en las formaciones. Por eso entrecomillo la palabra “aprovechar”. Si el “aprovechamiento” es defectuoso se convierte en desaprovechamiento. Es lo que voy a intentar explicar.
¿Y lo de FUNDAEviejuna? Uff… daría para varios posts como este. Iremos viendo… y escribiendo
Solo quiero poner de manifiesto que, en mi humilde opinión, la estructura que gobierna el sistema, sus requisitos, herramientas, procedimientos, etc,… siguen siendo del siglo XX, y eso va claramente en perjuicio de los usuarios.
Fieles a su cita, como debe ser, porque es su negocio y esto no lo critico, los proveedores de formación empiezan ya a enviar recordatorios sobre el tema (aunque lo “gordo” suele ser a partir de septiembre y sobre todo en el último trimestre.)
Ante el siempre atractivo mensaje de acceder a formación subvencionada de forma parcial o llegado el caso y dependiendo de las condiciones, de forma total, se pueden dar varios modelos simplificando un poco:
- Modelo 1.- Comunicar acciones formativas desde que saben el crédito que tienen disponible para el año en curso (febrero-marzo).
Dentro de este modelo hay variantes:
A.- Hay quien sigue un proceso ordenado y respeta un ciclo de vida concreto de la acción formativa (por ejemplo, con Metodología ROI), para saber qué problema se necesita resolver y qué es necesario realmente, quién participará, cómo debe ejecutarse y por supuesto cómo se evaluará el progreso y a qué nivel, entre otras importantes cuestiones.
Seguir ese proceso proporciona un mejor retorno de la inversión. ¿Por qué? Porque disponer de un ciclo de vida, hace que la formación esté alineada con la consecución de resultados individuales y organizacionales, sea relevante y sea oportuna, en lugar de simplemente celebrarse/ejecutarse y esperar sentado, que se den dichos resultados.
B.- Hay quien no dispone del citado ciclo de vida y desemboca en el modelo 2 que veremos ahora, desaprovechando la ventaja que supone no dejar la comunicación de acciones formativas para el final del plazo.
En la variante B, las organizaciones disponen en el Haber: de un impacto desconocido generado por la formación en uno o varios indicadores de negocio, más la subvención de cotización en seguros sociales, más la creencia de beneficios intangibles sin identificar. Y en el Debe: las horas de los alumnos dedicadas a la formación, el coste de la acción formativa y el esfuerzo administrativo para gestionar las acciones con FUNDAE (generalmente subcontratado)
- Modelo 2.- Otras organizaciones dejan la comunicación de acciones para el final (último trimestre de año que en realidad se reduce a 2 meses y medio).
En mi experiencia la gran mayoría y por diversas razones (que van y, lo siento, desde la dejadez, hasta la imposibilidad física por falta de recursos). Te preguntaras si los “tardones” también se dividen entre quienes disponen de un proceso de ciclo de vida para gestionar las formaciones y los que no. Te respondo que yo no lo he visto nunca. Es decir, los “tardones” no tienen ese proceso (porque no quieren, porque no tienen recursos para gestionarlo y mantenerlo o porque no saben que se puede gestionar y mantener con muy poco esfuerzo).
Sea como fuere el dejar este tema para el final implica prisa, porque se acaba el plazo de disponibilidad del crédito formativo y la prisa, no suele ser buena consejera en este punto (ausencia de proceso de ciclo de vida añadida), porque lo que se produce es una mera ejecución de formaciones con la mera finalidad de aprovechar el crédito y…. lo has adivinado: Esto produce menos retorno de inversión porque no se tiene el tiempo suficiente para orientar la formación a generar resultados, a que sea relevante y a que sea oportuna.
Y por si fuera poco, así como el modelo 1A permite identificar beneficios intangibles, el modelo 2 es muy probable que genere perjuicios intangibles, como por ejemplo, una disminución del Engagement de la plantilla al percibir la formación como un mero trámite, en lugar de como un factor de desarrollo y generación de valor para el contribuidor.
En el Haber tenemos: -con seguridad- menos impacto generado por la formación o impacto inexistente y la subvención de cotización de seguros sociales, más la esperanza de que se genera algún tipo de beneficio intangible, y en el Debe: tenemos el coste de la acción formativa, las horas de los alumnos destinadas a formación y el esfuerzo administrativo para gestionar con FUNDAE, a lo que hay que añadir, una alta probabilidad de generación de perjuicios intangibles que sin duda tendrán impacto monetario negativo aunque sea en gran medida indescifrable.
Podemos verlo con un poco más de perspectiva en este cuadro. Puedes ponerle números detrás y te aseguro que te vas a quedar “pasmad@”.
Llegados a este punto, cabe preguntarse:
En esta matriz que cruza el momento en el que se quieren/pueden comunicar las acciones formativas a FUNDAE y el hecho de disponer o no de un proceso o método de ciclo de vida para que dichas acciones generen el impacto deseado añadido al que produce la bonificación de seguros sociales, ¿En qué punto está tu organización?
¿Estás en el 1A?
¿Quieres estar en el 1A?
Pues contáctame y te explico cómo.
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